Problemas respiratorios en gatos

Mi gato no respira bien

Los problemas respiratorios en nuestras mascotas son una de las emergencias animales más temibles que puede experimentar un propietario. Aunque hay muchas causas de problemas respiratorios en los gatos, el asma felino es un infractor común. El asma felina puede ser una afección grave de la que los propietarios de mascotas deben ser conscientes.

A menudo es imposible diferenciar las distintas causas de los problemas respiratorios en los gatos sin realizar algunas pruebas de diagnóstico. Cosas como los análisis de sangre, las radiografías y las pruebas cardíacas pueden ayudar a nuestro equipo veterinario a diagnosticar cosas como:

Un diagnóstico preciso realizado por un profesional de los animales de compañía es esencial para ayudar a su paciente peludo a sentirse mejor y respirar mejor. En el caso de afecciones como el asma del gato, es posible que tengamos que trabajar juntos como equipo para controlar la afección mediante cosas como la eliminación de alérgenos y tratamientos con esteroides orales o inhalados.

 

Infección respiratoria superior del gato

Las enfermedades del tracto respiratorio superior (TRS) son notablemente comunes en los gatos y pueden ser tanto un reto en el estado agudo como frustrantes en el estado crónico. El objetivo de este artículo de revisión es discutir el enfoque de la evaluación de un gato con signos clínicos atribuibles al TRS.

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Aunque pueden ser problemas bacterianos primarios, lo más habitual es que sean secundarios y concurrentes con una infección vírica. En particular, los agentes virales dañan el epitelio respiratorio, especialmente en los gatos jóvenes, haciendo que el gato sea más susceptible a los patógenos oportunistas, como los estafilococos, los estreptococos, las pasteurelas y los coliformes.

El asma del gato

A pesar de algunas diferencias anatómicas menores, los pulmones felinos están estructurados igual que los humanos, funcionan de la misma manera y tienen el mismo propósito. Al igual que en los humanos, estos dos órganos elásticos con forma de bolsa están situados uno frente al otro -uno a cada lado del corazón del animal- y ocupan la mayor parte del espacio de su cavidad torácica.

La ventilación, explica, es el acto de respirar: la inhalación y exhalación rítmica del aire del entorno. Esta actividad constante e involuntaria se lleva a cabo principalmente mediante la actividad muscular del diafragma, una membrana que separa la zona del pecho del animal y su cavidad abdominal.

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La perfusión es el proceso por el cual el pulmón extrae el oxígeno vital del aire inhalado y lo entrega a la sangre circulante del gato. En este proceso, el oxígeno se intercambia por dióxido de carbono, que se produce en las células del animal. El dióxido de carbono se libera entonces a través del aire exhalado. Esta depuración se produce en unas estructuras tisulares microscópicas en forma de saco llamadas alvéolos, que están repletos de diminutos vasos sanguíneos (capilares) que facilitan el paso eficaz de los gases hacia y desde el torrente sanguíneo. “Mientras se produzca la ventilación y la perfusión”, dice el Dr. Goldstein, “la sangre contendrá un nivel adecuado de oxígeno”.